Damas y cabellos: aquà les presento la estampa más caracterÃstica y famosa de India. La joya de la corona, una prueba de amor en vida que perdurarÃa más allá de la muerte. Con ustedes: el Taj-Mahal.
TenÃa muchas ganas de llegar a Agra para visitar el Taj-Mahal porque es el tÃpico monumento que todos hemos visto mil veces en la tele y en revistas, y siempre uno tiene el gusanillo de si cuando lo visite será asà de impactante o por el contrario decepcionará un poco. Pero es difÃcil que este imponente mausoleo, con su fachada de mármol y piedras preciosas deje indiferente a nadie. Fue mandado construir por el emperador musulmán Shah Jahan en honor a su esposa favorita. Mumtaz Mahal falleció dando a luz a su decimocuarto hijo y su esposo quiso construir el más bello edificio construido hasta entonces para guardar los restos mortales de su amada.
Cuando contemplaba el Taj-Mahal, en el que pasé varias horas para ver cómo cambiaba con la luz, tenÃa la sensación de ver un gran joyero, tan delicado y exquisito que me parecÃa mentira que se pudiera construir algo de tanta belleza y tanto mimo en los detalles a esa escala tan grande. Su fachada tiene versos del Corán y todos los laterales muestran floridos diseños hechos con piedras preciosas y semi preciosas donde si uno se acerca puede contemplar la transparencia de las mismas.
Arriba de la cúpula del Taj-Mahal siempre hay aves que sobrevuelan el mausoleo, confiriéndole una atmósfera idÃlica y ensoñadora, como si fuera una guinda en el pastel.
El suelo, blanco y brillante como todo lo demás, recibe las pisadas de miles de personas cada dÃa. Me sorprendió gratamente lo bien vestidos que iban los indios para visitar el Taj-Mahal. Ese dÃa los saris eran especialmente bonitos, con colores vivos y los brazos de ellas cubiertos de brazaletes que brillaban con la luz del sol. HabÃa un ambiente festivo y todo el mundo estaba contento de estar allÃ. La India es un paÃs enorme y no mucha gente tiene la posibilidad de viajar hasta Agra y visitar el Taj-Mahal.
Pese a que el Taj-Mahal es el monumento principal y la razón por la que la mayorÃa de la gente va hasta allÃ, la ciudad también cuenta con otros edificios no menos impactantes, como el llamado Baby Taj, o el Fuerte de Agra.
Visité el Baby-Taj a primera hora de la mañana y estaba casi vacÃo (a los indios no les gusta madrugar mucho). Es muy parecido al Taj-Mahal pero más pequeño y de ahà recibe ese nombre coloquial. Pude contemplar sin prisas y sin agobios los detalles de esta otra pequeña joya de la corona. Los rojos, azules y marrones de las piedras brillaban y cobraban textura con la luz mañanera que entraba por las ventanas.
El Fuerte de Agra no se queda atrás en cuanto a belleza y esplendor y se caracteriza por su color rojizo y un elaborado trabajo en la pierda. Desde fuera a mi me recordaba a un inmenso castillo de arena, el tÃpico que los niños construyen en la playa.
Si bien Agra es una de las ciudades más visitadas de la India, es un sitio para ir, ver lo que hay que ver y salir pitando de allÃ. Me pareció uno de los más contaminados de todos en los que he estado y los conductores de tuk-tuk son muy agobiantes y algunos no tan ‘friendly’. No recuerdo la cantidad de veces que tuve que repetir un ‘no gracias, no quiero nada’, que más tarde se convertirÃa en un ‘déjame en paz, no quiero nada’. En algunos momentos mi paciencia se despedÃa de mi ante la insistencia de esta gente que te intenta vender de todo, aunque tú les digas 10 veces que no. Lo mejor es no hacer contacto visual, pero hay momentos en que ni eso sirve.
Lo que sà me gustó son esos rincones que tanto me fascinan de la India, llenos de vida y colorido. Como un sastre trabajando en el patrón de un pantalón, o una bicicleta que descansa en un suelo púrpura. No son nada y a la vez lo son todo. Es la ‘India de los rincones’, como yo la llamo, y es la principal razón por la que me enamoré de ese paÃs tan intenso y pintoresco.
A 30 kilómetros del Taj-Mahal se encuentra Fatehpur Sikri, una ciudad amurallada surgida de las órdenes de un emperador mogol. Sus grandes construcciones servÃan como centros cÃvicos en torno a los cuales se organizaba la ciudad. Sus mezquitas son verdaderas obras de arte cuajadas de mármol, nácar, maderas nobles y piedras preciosas.
La belleza del lugar tuvo su contrapunto en un chico indio que insistió en enseñarnos y explicarnos un poco el lugar a mi amiga y a mi. La cosa dejó de tener gracia cuando no se separaba ni un minuto y a mi me empezaron a entrar los agobios. Y es que en India el concepto de espacio o privacidad no existe, y eso de pegarse como una lapa está a la orden del dÃa. Al final le dijimos que preferÃamos continuar solas lo que no le hizo ninguna gracia. Yo me gané el piropo de ‘mala persona’, pero bueno… si antes hablaba de cuánto me fascina India, ahora hablo de algo que también por desgracia forma parte de este paÃs y a veces puede llegar a desesperar.
En uno de los laterales del complejo religioso se alza la majestuosa puerta Buland Darwaza. Tiene 54 metros de alto y empequeñece tanto a las personas que el contraste llega a impresionar.
Pero agobios aparte, esta zona de Agra con su bellÃsima arquitectura me pareció algo digno de ver y experimentar. Cómo alguien pudo construir algo tan bello como el Taj-Mahal por amor, o cómo los emperadores mogoles levantaron ciudades enteras con puertas al cielo es algo que me dio que pensar hasta dónde puede llegar la mente humana de querer ganar la batalla al tiempo y erigir algo para la posteridad.
ah! se acabo, q.pena. es lo q.senti al terminar de ver lo del taj. Siempre me encanta recibir tus fotos y mas lo q.expresas, tus emociones, aun las negativas(persecuciones, choferes). yo aun no se si lo q.mas me enamora de india son los rincones o la gente. siempre digo a los q.quieren viajar q.lo mejor de la india son los indios.Pero si las dos cosas son lo mas. Pense q.si puedes pasar x nepal, te encantara. aunque sea solo kathmandu. es tan hermoso ver a los tibetanos y sus templos.bueno mi niña hermosa, segui disfrutando.besukos.abrazos y recuerdos.
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