En la entrada anterior escribí sobre la Zona Colonial de Santo Domingo, la zona más antigua de la ciudad en la que ahora resido. Para mí, gran parte del encanto de esta parte, además de su historia y su pasado, lo forman las puertas, ventanas, rejas y verjas de sus principales fachadas.
Todas son casas bajas con grandes ventanales que permiten el paso de la luz y sobre todo de la brisa para los sofocantes días de calor. Hoy en día muchas de esas viviendas están siendo rehabilitadas para permitir que sus muros y patios sigan contando una historia que empezó con la llegada de Cristóbal Colón estos lares.
Las que todavía no han sido remodeladas (mis favoritas) lucen en sus fachadas capas descascarilladas de colores que se han ido cayendo con el paso del tiempo.
La combinación de todos estos elementos arquitectónicos alcanza todo su esplendor cada atardecer, cuando los rayos oblicuos de sol se cuelan en cada calle, en cada rincón, rozándolo ligeramente y aumentando la intensidad de sus colores.
Las verjas negras adquieren un tono anaranjado y las flores de las trinitarias parecen mariposas que quisieran echar a volar. Las puertas oxidadas o carcomidas adquieren diferentes texturas y los degradados de color enloquecen con los filtros dorados del sol.
Las fachadas de las casas tienen colores alegres y hay trinitarias (buganvillas) por doquier. Cada vez que camino por alguna de las calles de la Zona Colonial descubro algún detalle nuevo que había pasado desapercibido hasta entonces.
No tengo mucho más que aportar en cuanto a texto se refiere. Creo que es mejor que cada uno se dé su propia vueltecita por la Zona Colonial a través de las fotografías y que elija cuáles son sus ventanas, puertas o verjas favoritas.
Brillante, me encanta. CHILIIIIISMO
Qué gran colorido y qué lugar más interesante.
Visita mi blog: http://www.capturaviaje.com. Muchas Gracias.