Hacía tiempo que no publicaba una entrada sobre la bella de las cosas pequeñas y me parecía que ya iba tocando. Como en los posts anteriores, en estas ocasiones no escribo tanto sino que dejo que sean las propias fotografías las que cuenten las historias, o las que desplieguen su encanto, porque como todo en la vida, lo chiquitito también tiene su aquel.
En esta entrada traigo visagras oxidadas, escaleras un tanto erosionadas por el paso del uso y el tiempo, paredes desconchadas, una bicicleta decorada con esmero, bien coqueta, y hasta un primer plano de un camello del desierto del Thar, en India.
Espero que disfrutes con las fotografías. Si te saben a poco, puedes seguir viajando a través de los pequeños detalles echando un ojo a La belleza de las cosas pequeñas I, II y III.
Hermosas imágenes!
Gracias! me alegro de que te gusten. Un saludo